La bailarina maldita o la mágica musa… Tórtola Valencia
Por Zuel.
“Nunca debiera encerrarse la danza en los estrechos límites de un tema preciso y definido. Hay un estilo que puede llamarse natural, ya que no es producto ni de la ciencia ni de la reflexión, sino de la inspiración que brota desafiando todas las reglas, todos los convencionalismos”. Tórtola Valencia.
Danza del incienso de Tórtola Valencia.El sevillano barrio de la Magdalena vio nacer a Carmen Tórtola Valencia en 1882, la bailarina orientalista que recorrió el mundo envuelta en un mantón bordado de misterio, exotismo y fatalidad.
Tórtola Valencia, cartel orientalista.
La, ante todo, bailarina -aunque también escritora, pintora y actriz- pasó su vida alimentando el mito y la leyenda, y no sabemos muy bien qué hay de cierto en esas historias que circulan, como la del príncipe de la India que se suicidó por su amor, la de que era sobrina de Goya o la del amor lésbico que mantuvo durante toda su vida con su secretaria.
De muy niña sus padres emigraron a Londres, donde comenzó inmediatamente sus clases de ballet y recibió una educación victoriana. Con 26 años estrenó el espectáculo «Havana» y más tardé viajó por toda Europa, aunque era una total desconocida en su tierra natal hasta que vino a Madrid en 1911 a actuar en el teatro Romea. Tras una vida de éxitos murió en su amada Barcelona en 1955.
Tórtola Valencia se inspiraba profundamente en el mundo oriental. Ella había viajado por África y Asia en busca del exotismo de las culturas africana, árabe o de la India, que tan de moda se habían puesto entre los viajeros románticos.
Tórtola Valencia, danza de la serpiente.Sus claros referentes dancísticos no podían ser otros que Isadora Duncan, la Bella Otero, Nijinski y, por supuesto, Mata Hari.
Sus danzas, como la danza del incienso, la danza de la serpiente y otras muchas que inventaba, mezclaban esos elementos fantasiosos del desconocido y misterioso «oriente» con la gracia del folclore español modernista y la emoción más profunda surgida de la libertad y de la búsqueda de lo primitivo.
Sus vestidos, que ella misma diseñaba y bordaba, eran extraordinariamente exóticos y modernos y reflejaban la personalidad libre, misteriosa y sensible de la artista.
Estas danzas no estaban exentas de polémica. Tras el estreno de su espectáculo «Salomé» Tórtola Valencia tuvo que enfrentarse a la Iglesia Católica, que consideraba el espectáculo indecente e irreverente por mostrar la sensualidad del cuerpo femenino.
No en vano fue una mujer independiente, luchadora y, en cierto modo, pionera de la liberación de la mujer que, queriendo o sin quererlo, dejaba en evidencia los valores «encorsetados» de la España de principios del siglo XX. Su gran lema era «Luchar y vencer».
Tortola ValenciaEl mito de la «bailarina inculta» no tiene nada que ver con Carmen, que hablaba cinco idiomas y se codeaba con literatos como Benavente y Valle-Inclán. Por si fuera poco, se decía de ella que era una de las mujeres más bellas del mundo, lo que ayudó a alimentar la leyenda de «mujer fatal».
Esta mujer enigmática, rodeada de leyendas, mitos y secretos enamoró a medio mundo con su particular estilo de bailar, conquistó a la élite intelectual europea, hizo que los pintores la adorasen y que los poetas escribieran rendidos a los salvajes encantos que la convertían en musa.
Tórtola Valencia estuvo presente durante años en los hogares españoles gracias a los envoltorios de jabones y perfumes de la marca de cosméticos Myrurgia, que utilizaron su imagen en la línea de productos «Maja».
Los poemas que le dedicaron los literatos de la época evidencian no solo la admiración que esta mujer levantaba, sino el fervor que se vivía por ella.
POEMARIO A TÓRTOLA VALENCIA.
Iba en un paso rítmico y felino
a avances dulces, ágiles o rudos,
con algo de animal y de felino…
La bailarina de los pies desnudos
Su falda era la falda de las rosas,
en sus pechos había dos escudos…
constelada de casos y de cosas…
La bailarina de los pies desnudos.
Bajaban mil deleites de los senos
hacia la perla hundida del ombligo,
e iniciaban propósitos obscenos
azúcar de fresa y miel de higo.
A un lado de la silla gestatoria
estaban mis bufones y mis mudos…
¡Y era toda Selene y Anactoria
la bailarina de los pies desnudos!
Ruben Darío, 1912.
Tortola Valencia 2Tus manos son cual dos palomas blancas
de tu hermosura en el radiante cielo
porque el poder de tus miradas francas
las detuvo en su vuelo.
Senderos son de gloria
tus dos brazos
y son tus manos
mágicas y bellas,
de esas dos cintas de sutiles lazos
dos broches de estrellas.
Son terribles, sagradas y piadosas:
con tus uñas clavadas en mi cuello
moriría, creyendo que dos rosas
con sus espinas fieras y celosas
señalaban mi muerte con el sello
de las muertes gloriosas.
Pío Baroja, 1914.
Tiene al andar la gracia del felino,
es toda llena de profundos ecos,
anuncian sus corales y sus flecos
un sueño oriental de lo divino.
Los ojos negros, cálidos, astutos,
triste de ciencia antigua la sonrisa,
y la falda de flores una brisa
de índicos y sagrados institutos.
Cortó su mano en un jardín de Oriente
una manzana del árbol prohibido
y enroscada a sus senos la serpiente
devora la lujuria de un sentido sagrado
Mientras, en la tiniebla transparente
de sus ojos, la luz pone un silbido.
R. M. del Valle-Inclán, 1922.
Danza del incienso por Tórtola Valencia.
Un fuego de rubíes todo tu cuerpo inflama
diríase que sangre te corre por sudor…
La pasión de tus ojos ha encendido su llama
y toda tú te abrazas en un fuego de amor…
Si Salomé volviese de los infiernos rojos
(donde es flor de las llamas su ardiente corazón)
al sentir en sus ojos el fuego de tus ojos
diría que el infierno está en tu corazón.
Y luego, cuando viese tu danza de los velos
sentiría el tormento del fuego de los celos
y en vez de la sangrienta cabeza de Johanan
¡Pediría tu alma al Tetrarca Satán!
R. Gómez de la Serna, 1925.
En el centro de un círculo sonoro de vítores,
erótica sonríes mientras repican crótalos de oro
tus dedos enjoyados de rubíes.
Teje lúbricas danzas tu ligera planta
sobre el damasco de la alfombra,
y proyecta la negra cabellera
sobre tus hombros un temblor de sombra.
Francisco Villaespesa.
Cortesía Zuel. Acerca de Zuel
Bailarín de trayectoria internacional y amplia formación escénica, especializado en danza oriental y danza-teatro. Licenciado en Arte Dramático y master en Gestión Cultural. Apasionado de las culturas, viajero romántico y enamorado del cuerpo como instrumento de creación artística. Trabaja con terapias creativas como Musicoterapia y Risoterapia.
Profesor en Casa Árabe y miembro del Aula de Danza de la Universidad de Córdoba.5 Responses to “La bailarina maldita o la mágica musa… Tórtola Valencia”
31/03/2011
Añil DanzaResponder
Cuando Tórtola Valencia murió su legado fue donado al Museo del Teatro, lo que hoy es el Institut del Teatre de Barcelona. Según he podido saber los fondos aún se conservan y se expondrán en el futuro Museu de les Arts Escèniques del Institut del Teatre que tendrá sede en el pabellón de la Prensa de la Exposición Universal de 1929, en Montjuïc.
Esperemos que no nos hagan esperar mucho.
31/03/2011
GemmaResponder
«La pasión de tus ojos ha encendido su llama y toda tú te abrazas en un fuego de amor».
Leyendo su biografía y los poemas que le dedicaron me transmite una fuerza increíble. Menuda mujer de bandera! Parece que rompió muchos corazones pero espero que ella encontrara paz en el suyo. Y por fin he sabido quien se escondía detrás de la imagen de Myrurgia!! que bueno! me ha encantado este descubrimiento. Gracias, Zuel.
La única danza conservada de Tórtola Valencia
Cortesía: Estamos de lujo.
Tórtola Valencia, bailarina orientalista y rompedora de principios del s.XX. Fue un mito en su tiempo y una leyenda tras su muerte. Este es el único vídeo que se ha podido recuperar de uno de sus espectáculos de danza.
LA DANZARINA MAS SENSUAL: TORTOLA VALENCIA.
Cortesía: Barcelona Memory
Carmen Tórtola Valencia vino a nacer en Sevilla en 1882. Era hija natural de Florenç Tórtola Ferrer, catalán de Lleida y su madre era una chica andaluza que había conocido en Barcelona: Georgina Valencia Valenzuela aunque la leyenda dice que fue hija ilegítima del Duque de Montpansier.
En Londres los padres dejaron a la niña al cuidado de una familia de la alta burguesía. Ellos emigraron a México. Ya nos los verá más porque morirán en Oaxaca en 1891 el padre y en 1894 la madre.
Gracias a su familia de acogida pudo desarrollar sus cualidades. Estudió en buenos colegios dibujo, danza… tenía gran facilidad para las lenguas, llegó a dominar cinco idiomas.
En 1906 murió su protector por lo que tuvo que ponerse a trabajar a sus 26 años. Desde joven le obsesionaba la idea de la independencia y puso todo su empeño en vivir del baile.
Debutó con un papel secundario en el Gaiety Theathe de Londres (1908) en el espectáculo de varietés “Habana”… los críticos se fijaron en ella…
Después fue de tourneé por Europa actuando en Copenague, Viena, Berlin, Nurembert, Munich y París donde actuó en el Folies Bergére con el sobrenombre de “La Bella Valencia”·
En ésta ciudad vió danzar por primera vez a Loïe Fuller e Isadora Duncan, y ello cambió definitivamente su visión de la danza, tenía que ofrecer algo único, nuevo y para ello empezó a crear sus propias coreografías y escenografías.
También tenía como referentes, a la Bella Otero, que triunfaba En Paris, a los innovadores ballets rusos de Diaghilev, con Nijinsky que acababa de debutar En Moscu (1908) , Ana Pavlova… o la pionera de los bailes exóticos, Lola Montez, la irlandesa que triunfó como española. Muchos comparaban a Tórtola Valencia con Mata-Hari, la danzarina de los bailes exóticos que acabó fusilada por espía…
En 1909 sufrió un grave accidente teniendo que mantener reposo durante algunos meses. Carmen aprovechó ese tiempo para documentarse sobre las danzas exóticas y el folklore mundial.
Tras una temporada de descanso, la artista reapareció en los escenarios con un aspecto mucho más sofisticado y un estilo más personal. Había nacido la estrella “Tórtola Valencia”.
En Madrid bailó la “danza del incienso” en el Teatro Romea de la calle Carretas (1911) pero no fue del agrado de los madrileños, acostumbrados a los picantes espectáculos de varietés.
Al año siguiente Tórtola (1912) volvió a la capital para actuar en el Ateneo de Madrid… eso ya fue otra cosa!!!. Aquí conoció a algunos de sus mejores amigos: a Pepito Zamora dibujante y diseñador, formado en el taller de Paul Poiret, en París y, sobre todo, al marqués Antonio de Hoyos Vinent, un escritor extravagante, anarquista homosexual. Era la compañía ideal para acallar las bocas que chismorreaban a cerca de su sexualidad.
Jacinto Benavente, Valle-Inclán, Eugeni d´Ors, Pio Baroja que decía que tenía un “andar felino” y Rubén Darío la bautizó como “la bailarina de los pies desnudos”. A partir de su debut en Madrid, la artista empezó a actuar en solitario.
En Barcelona (1915) aprovechó para rodar dos películas : “La Pasionaria” producida por Condal Films estrenada en el Teatro Imperio y “Pacto de Lágrimas” un drama estrenado en el cine Eldorado el 22 de noviembre de 1915.
Y presentó su espectáculo “Danza Gitana” con vestuario de Zuloaga y música de Enrique Granados (1915) en el Liceo, en un homenaje a María Barrientos.
Al final de la función fue agasajada en el café restaurante Royal, junto a la Rambla, por la élite intelectual barcelonesa. En los postres cantó su amiga Raquel Meller, para la prensa, su rival.
Esteve Monegal i Prats acababa de fundar (1917) la empresa de perfumes Myrurgia y escogió a Tórtola Valencia para ser imagen de su perfume “Maja”. Los hermanos Plana pintaron el cartel, que en los años 20 será retocado por Eduard Jener, diseñador del frasco.
Su debut en el Century Theatre fue un clamoroso éxito. Después siguieron los de Brasil, Chile, Perú, Uruguay, México, Guatemala, El Salvador, Panamá y la República Dominicana.
Se retiró del espectáculo el 15 de marzo de 1930 en Guayaquil (Ecuador) en su mejor momento. Quería mantener su leyenda y halo de misterio...
Atrás había quedado su desbocada vida social, los viajes y la adicción a la morfina…ahora era budista, vegetariana y quería disfrutar de una vida más tranquila con la joven catalana Ángeles Magret Vilà. La había conocido en Sudamérica (1928) y para no tener problemas por convivir con otra mujer, la adoptó legalmente como hija ..
Las dos llegaron a Barcelona para instalarse definitivamente En una torre de la calle Mayor de Sarrià, 232.
Murió en 1955 de un ataque al corazón, en los brazos de su amada Angelita, su fiel amante, compañera y secretaria …y para el mundo, su hija.